Día sin nombre

"Hoy no es hoy, tampoco mañana, ni siquiera es ayer, es un recoveco absurdo en el que andamos perdidos entre los restos de la nada."
Eso fue lo que declaró el sujeto en el primer interrogatorio que le hicieron luego de que lo detuvieran en una redada frente al edificio en el que antiguamente funcionara el Concejo de Desarrollo de Sueños.
Aseguró que desde la llegada del nuevo orden andaba extraviado en su cronograma vital. Esa situación la atribuía a lo que él insistía en llamar "franjas de hollín". Desde entonces tenía la sensación de que las hojas del almanaque se miraban en un espejo.
Al no poder justificar su presencia en ninguna fecha concreta, fue derivado a la Sala de Indeterminación, donde esperan los que ya no tienen cuando.
El recién llegado fue asignado al cuarto 13Z, un espacio delimitado por líneas imaginarias que cada tanto se corrían solas. En su puerta había un cartel que decía: " Bajo Protocolo de Existencias Desfasadas". Cuando dormía, soñaba que estaba adentro de una mamushka, que cada una de las caras se desfiguraba horriblemente y que le aterrorizaba la idea de descubrir cómo sería la última.
En esa sala había un reloj de arena que funcionaba al revés y una lámpara titilaba como si dudara de su propia función. En una esquina, una caja contenía almanaques vencidos, todos sin domingos. En otra, un sujeto con bata caqui repetía en voz baja las fases de la luna pero sin convicción.
Cuando el Guardia del turno nocturno —un individuo de figura redonda y con la cara pixelada— le preguntó en qué fecha se anclaba, él respondió:
—Se me ha perdido la fecha a la que pertenezco, llevo ya mucho tiempo buscándola, pero cada vez que creo haberla encontrado, se desvanece y en su lugar aparecen serpientes.
El Guardia lo observó un momento, cerró la puerta e hizo unas anotaciones en un dispositivo electrónico. Después se dirigió hacia el despacho del Supremo Celador de Formas para pedir una audiencia. Quería ponerlo al tanto de que el 13Z revestía una particular peligrosidad, después de entrevistarlo había quedado claro que era un ejemplar que pertenecía a un modelo anterior y anacrónico de la especie y que había un alto grado de posibilidades de que existieran más ejemplares. Si no estaban atentos y los descubrían a todos podrían llegar a reunirse causándole problemas al Régimen.
El Supremo Celador de Formas autorizó la audiencia para el tercer día sin nombre. Lo recibió en su cubículo blindado, donde trabajaba rodeado de moldes, siluetas, marcos vacíos y borradores de identidad. También había muchos espejos en los que se deleitaba viendo la perfección de su figura y su bello rostro. Escuchó el informe con atención desganada, tomando notas en un papel que se autodestruía al secarse la tinta.
—¿Un anacrónico? Hace tiempo que no aparecen. Los últimos fueron reciclados como personajes menores en discursos motivacionales.
—Este es distinto —dijo el Guardia—. Tiene restos de alegoría viva. Y una obstinación que no aparece en los protocolos.
El Supremo alzó la vista por primera vez y dijo:
—Ofrézcale sumarse a nuestro modelo perfecto, dígale que es su única posibilidad de no convertirse en una caricatura grotesca. Para que lo vean otros anacrónicos. No creo que queden muchos, pero tenemos que asegurarnos de que nadie les de crédito.
—¿Y si no acepta?
—Entonces habrá que mantenerlo en ese cuarto por el resto de su vida, quitándole toda posibilidad de comunicación con el exterior y llevar su imagen al Maestre de Imágenes para que haga la caricatura.
El Guardia fue al cuarto 13Z y le transmitió lo que le había dicho el Supremo. El sujeto, pese a la insistencia, rechazó firmemente lo ofrecido.
Después se sentó contra la pared, bajo el ducto que trae el aire del exterior y cerró los ojos.
Tal como lo ordenara el Supremo, el 13Z fue convertido en caricatura y su grotesca imagen circula por toda la Comarca.
El Guarda vigila el cuarto dos veces al día, siempre lo ve en la misma posición, sentado bajo el ducto con los ojos cerrados. —¡Pobre infeliz! — se dice a sí mismo y continúa la ronda.
Lo que no sabe es que el 13Z está imaginando poemas que salen por el ducto y vuelan en el aire para alojarse en los espíritus sensibles, donde empezarán a germinar.