Partitura de vida

18.05.2025

El recuerdo le volvía a la memoria con una terquedad serena. Lo sacaba de su presente y lo llevaba, inquieto, por calles adolescentes que olían a cueca y tonada. Bastaba cerrar los ojos para que una luz cálida iluminara la escena.

La imagen tenía el color esperanzado de una flor de glicina que se resiste al otoño. Conservaba aquella urgencia juvenil de amar sin medida, como si todo fuera a terminar al día siguiente.

Sonaba a primavera en ciernes. Derrochaba pequeñas revoluciones, guarecía sueños, desempolvaba ilusiones que no llegaron a ser y se detenía, como entonces, frente a un umbral vestido de música.

Le ofrecía una partitura de vida. Lo invitaba a entrar en aquella vieja casa y lo sentaba frente al piano, en el taburete de siempre. A su lado, con manos de artesana y mirada de promesa, una joven Terpsícore lo esperaba para entrelazar juntos una melodía que, aunque breve, sería la más suya de todas.